viernes, 24 de agosto de 2007

SALMO

Estoy sola, Padre del Cielo y de la Tierra.
Sólo yo te veo, Padre todo Padre, creador
de la abeja sobre el pétalo y la contienes y acaricias.
Sólo yo te siento trabajar y salen de la punta de tus dedos
las miríadas magníficas, oh Padre de mi alma dolorosa.
No hay nadie, pareciera, con su oído puesto en tu alma,
enamorado de ti, Padre que todo lo puedes.
Olvidado por los hombres que todo lo reciben.
Tus poetas no creen que quieras nuestra felicidad.
Me llaman apóstata y soy la única que te ama, Padre Todo Bondad.
Sólo yo enjugo tus lágrimas de Dios sobre la tierra.
La única que me postro a llorar sobre tu sombra inmensa
y soy el diminuto signo de adoración a un lado
de la multitud indiferente.
Yo oro e inclino mi cuello
junto a las reclinadas hierbas que oran
antes de ser holladas.
En nombre de todos los hombres tengo mis manos extendidas
hacia Ti, Padre Dios que enhebras la tierra con el cielo.
Sólo yo siento tu respiro en mi mejilla y veo los efluvios
de la Trinidad donándose sus dádivas, ebrios de amor,
y coloridas, en la Boda perpetua a la que me has convidado.
Con qué alegría despliegas cada mañana el toldo de los cielos
pra recibir de los hombres su cariño.
Pero sólo yo respondo a tus llamados
y llego coriendo.
19 de Julio del 2007
6:22


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