jueves, 30 de agosto de 2007

HIROSHIMA

QUEMARON LAS MANOS DE DIOS
QUEMARON LAS MANOS DE DIOS
QUEMARON LAS MANOS DE DIOS
Que cuidaban Hiroshima.
Que la amasaban y sostenían.
Que la hacían florecer.
Que iluminaban sus pupilas cada mañana.
Y saltaron fuera, en carne viva, los corazones.
Ellos avanzaban, sin rumbo, todavía vivos.
Antorchas vivas.
Quedando el color inefable
por todos los siglos.
Ay cómo duele todavía.
El dolor indecible de Hiroshima.
y, después, Nagasaki.
Cada temblor de los delicados pecíolos es herida de cosmos.
Cómo duele esa llaga infinita entonces.
La de Hiroshima y Nagasaki.
Fin de la guerra inicio de la muerte.
De los hijos y de las hijas de Hiroshima y Nagasaki.
Que ya no son sólo Hombres.
Que son el Dolor del Mundo.
Para siempre.
Hasta que el Paraíso de Jesús nos sane la memoria.
Y esas imágenes que recogieron los pobres ojos del mundo
se nos volatilicen porque han regresado
cada niño, cada niña y los padres
y las hojuelas y los pájaros y los perros bondadosos
que abrazó la llama y el llanto negro de los cielos.
Nos contarán sus nobles historias suspendidas
por la locura del fuego y la energía
que esos hombres provocaron. Nos sonreirán de nuevo.
En el cielo ebrio de olvido para que viva la vida.
Y renaciendo hasta la última hoja, avanzaremos.
Y la piedrecita, que fuera herida aquella noche a pleno día,
con amor, recogeremos.
Los resurrectos todos, hombres, yerbas,los mitrados insectos
que paseaban ese día en Nagasaki, en Hiroshima,
elevando su himno triunfal, lo afirmo
volverán.
De lo contrario, ya no vale la pena seguir viviendo,
bajo el sonriente sol urbano,
luchando como las milenarias raíces,
por alzarce la sangre en nuestras venas,
por alimentar el corazón,
por no interrumpir los piares en el amanecer
y el renacer de nuestros sueños cada mañana;
escribiendo hasta desfallecer.
Si ellos no pudieran volver,
si fueran sólo la sombra terrible sobre la piedra,
el grumo negro en la atroz memoria, corroyendo;
la imagen que ninguna locura puso concebir,
nada valdría la pena, sin duda, hoy.
Sin esperanza.
Sin cielo de Jesús
la tierra es sólo un pobre copo abandonado
girando
entre planetas mudos.
Lunes, 05 de Junio del 2006
8:27 p.m.


1 comentario:

Unknown dijo...

TERRIBLE Y HERMOSO. LAS DOS CARAS DE DIOS. POETA, SIEMPRE POETA. GRACIAS POR TUS PALABRAS.
TE ESCRIBO DESDE MARACAIBO.
TU POETA,
EDGAR.....